CuentosContados

lunes, 10 de diciembre de 2007

Libros para temblar 2007


A finales de octubre, con motivo del Día de la Biblioteca, conseguimos reunir en un mismo espacio escénico a algunos personajes inquietantes: dos cíclopes, como dos montañas, llamados Verlioka y Polifemo; Gigantes y Ogros de toda condición; el Monstruo Peludo; el terrible Grúfalo; el etéreo Fantasma de Canterville; dos tipos tan insaciables como el Tragaldabas y el Chupacazuelas; seres tan peculiares como Gorilón y el Gigante egoísta; el mismísimo Frankestein... 
Algunos de ellos habían venido de sitios tan peculiares y alejados, como “El país de los cuentos perdidos” o procedían de “Tierras legendarias”; otros eran recién llegados directamente del lugar “Donde viven los monstruos”. Pudimos saludar al “Monstruo de la oscuridad” e incluso al “Ogro que siempre estaba muy enfadado”; también al “Gigante pequeño” (¡vaya pinta de gigante!) y a “Los gigantes de la luna”; supimos de la existencia del “Apestoso hombre queso” y las razones por las cuales “El coco está pachucho”... Y, de paso, conocimos una amplia nómina de autores y autoras, ilustradores e ilustradoras de todas esas historias.

La Biblioteca de nuestro colegio fue el espacio donde todos estos seres se encontraron. En las silenciosas noches bibliotecarias, amparados en la más absoluta oscuridad iban afilando sus dientes, poniendo a punto sus venenosas lenguas, dando brillo a sus aguijones, tensando sus músculos amenazadores, flexibilizando sus gargantas, por si llegaba la ocasión de darse un festín en condiciones...

Niñas y niños del colegio, solas y solos o acompañados de sus maestras y maestros, acudían a la biblioteca y, con las debidas precauciones, contemplaban ilustraciones y leían la vida y relatos de esos personajes nombrados: lecturas en voz alta, lecturas silenciosas, miradas fugaces... ocuparon algunos ratos del mes de noviembre. En las aulas, todo el alumnado realizaba un marcapáginas temático sobre monstruos, cíclopes, ogros, gigantes y fantasmas (¡vaya cinco representantes de la fauna literaria!), utilizando diversas técnicas plásticas; marcapáginas que han permanecido expuestos en los expositores acristalados, formando una preciosa muestra de la creatividad y del ingenio.

Las madres ilustradoras, de manera trabajada y generosa, fueron confeccionando diversos elementos ornamentales para que la sala de biblioteca tuviera también un ambiente sorprendente, propio para la ocasión, materializando con papel, cartón, tela y pinturas: cíclopes, fantasmas, seres de poco fiar  y una nube de murciélagos colgados del techo. Por su parte, las madres “cuentacuentos” o “cuentalibros” leyeron, eligieron y prepararon seis cuentos (en realidad, seis libros) para contar durante cuatro tardes consecutivas, los cuatro últimos días de noviembre. Todos los niños y niñas del colegio , junto con el profesorado, asistieron a esas sesiones, en las que pudieron escuchar y ver estas seis narraciones: “El Tragaldabas”, “Rana y monstruo van de camping”, “El Grúfalo”, “Donde viven los monstruos”, “El monstruo peludo” y “Gato Guille y los monstruos”; éste último, utilizando técnicas electrónicas de última generación. Tras la representación, los chicos y chicas eran obsequiados con unos caramelos para endulzar los sustos y con un marcapáginas en color, formado con cuatro imágenes seleccionadas de la exposición realizada con todos los diseños de los escolares. Niños y niñas que, tal vez, al acostarse esa noche en la cama, pensaron en el título de uno de los libros: “Monstruo, no me comas”, poco antes de cerrar los ojos.

Con la colaboración de tanta gente, la biblioteca escolar ponía punto final a la primera actividad de dinamización cultural de este curso escolar, en la que los protagonistas han sido estos libros para temblar, llenos de personajes singulares que suelen despertar la curiosidad y, en algunos, un asomo de temor, disipado con rapidez cuando se abre el libro y alguien lee o cuenta, lanzando palabras al aire para regalarlas a los oídos y a la sensibilidad. 
La biblioteca escolar, que siempre es punto de encuentro; espacio para la lectura y la investigación, para satisfacer la curiosidad y promover los aprendizajes y el lugar más apropiado para disfrutar de la inagotable magia de la palabra.

Mariano Coronas Cabrero
SeBLI Miguel Servet


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